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¿QUE TE IMPIDE SER FELIZ?


La última vez que me sentí realmente feliz fue cuando... fue cuando, mmmm, ah si,

hace como un año cuando fui a la feria, ¡Fui tan feliz!. Aunque quizás esa no haya sido la última. Sería entonces cuando mi alumno más difícil logró pasar el año escolar, o cuando mi gatito se recuperó después de que lo atropellaron. O tampoco, porque fui feliz la semana pasada que me fui de compras, o ayer cuando recibí la llamada de una dama. La realidad es que una nunca sabemos cómo o dónde vamos a ser felices. Y es que cada vez que nos preguntan, tendemos a decir que somos felices, cuando pensamos en la felicidad nos imaginamos algo puro y extraordinario, el colmo de la dicha, algo que es menos frecuente con la edad.

Para los niños la felicidad es mágica. Me acuerdo de días interminables jugando en una alberca, o jugando a las escondidillas, o viendo un programa de T.V., o esperando a Santa o el día de tu cumpleaños. Bueno hasta un dulce te hacía feliz.

Cuando era niño siempre estaba feliz, y lo comenté en una reunión, pero mi primo me dice, “Si siempre eras feliz, porque llorabas todo el tiempo”. Se me olvidó, pero es cierto, me la pasé llorando, desde que entré al colegio, y qué decirte cuando murió la mamá de Bambi, o cuando separan a Dumbo de su mamá. Independientemente de que estos recuerdos estén acompañados de nostalgia o no, hay un aspecto de la felicidad infantil que no podemos negar, está plena de momentos de placer. Los niños tienen sus altibajos pero su entusiasmo por un dulce, un juego, un amigo nuevo, es incomparable.

Pero cuando llegamos a la adolescencia, la felicidad cambia, de repente se vuelve condicionada, y depende de lo que nos entusiasmaba. La idea cuando eres adolescente es ser popular. La felicidad adolescente tal vez no es tan inocente como la infantil, pero todavía es una cuestión de altibajos. Pero pasa la vida y una crece, y te das cuenta de que los momentos de felicidad conllevan una responsabilidad, y corres el riesgo de perderlos.

El amor a lo mejor no dura para siempre como quisiéramos, el sexo no siempre es maravilloso, y los seres queridos mueren. Puede que la felicidad es muy profunda pero también es transitoria.
Y es que una puede pensar que los hijos dan la felicidad pero conozco a muchos que no lo creen así, y bueno es que pues sí creo que traen la felicidad pero como todas las cosas de valor, también la posibilidad de sufrimiento. Tal vez sea por eso que la felicidad sea tan compleja, y sobre todo tan difícil de captar, retener, valorar o entender.
Creo que radica en la capacidad que tenemos para disfrutar, mi mamá ve siempre lo bueno en las cosas, yo tiendo a ver el otro lado, el realista y siempre discutimos, me escucho a mi mismo diciéndole: “El mundo no es color de rosa”. Pero ella de alguna manera sigue viendo la vida rosa, y es feliz, o al menos es lo que aparenta, pero lo hace muy bien.

Encontrar en el super esas galletas que me encantan me hace feliz, ver dormir a mi gato plácidamente, o platicar, si platicar con un perrito en la calle, me hace feliz, la sonrisa de un bebé en el super, eso me encanta, poder echarme literalmente en mi cama entre semana a las cuatro de la tarde. Llegar a la escuela, y que mis alumnos de segundo grado me abracen y me digan que me extrañaron, me hace feliz.

Los expertos dicen que para ser feliz se necesita tiempo libre y satisfacción, pero no creo que las mujeres de antes, que tenían 15 hijos hayan tenido tiempo libre, y me acuerdo de la esposa de un tío abuelo, que siempre sonreía, aún teniendo cáncer, y muchos hijos, y trabajando como cocinera, ella era feliz y no creo que hubiese tenido mucho tiempo libre. Tal vez era feliz porque no esperaba nada más. No lo sé.

Mientras que nosotros con todas las posibilidades a nuestro alcance y con toda esa presión para tener éxito, convertimos a la felicidad en otra meta, en otro objetivo por alcanzar. Y como creemos que tenemos todo el derecho para ser felices, nos hacemos la vida insoportable en el inter. Perseguimos con tal ahínco la felicidad, y la igualamos a la riqueza y al éxito; que no nos damos cuenta de que la gente que lo tiene no está mejor que los que no la tenemos.

Chance y la felicidad era diferente antes, o los estándares eran más bajos. Pero la solución es la misma. Porque no reside en cómo vivimos las cosas, sino en encontrar algo positivo en ellas. En cada cosa negativa encontrarle lo positivo, convertir cada fracaso en un reto. Tal vez si dejáramos de anhelar lo que no tenemos y disfrutáramos más lo que si tenemos, nuestras vidas serían plenas, más completas y felices.

La idea es ser feliz ahora y no dejar nada para mañana porque no sabemos si el mañana llegará o no. Y cuando pospones la felicidad, se te puede ir de las manos.
Sé feliz. Disfruta la vida. Toma todo positivo, o al menos trata de verle el lado más agradable, hazte y hazles a todos la vida más sencilla.

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2009 ·frases de amor by TNB